La convivencia de iguanas con otros animales.


No es extraño que en una casa donde se cuide a una iguana, puedan mantenerse otros animales domésticos. Muchos dueños de iguanas se han enfrentado alguna vez a la difícil decisión de "presentarle" su perro (por ejemplo) a su iguana, o su iguana a su perro. La reacción es siempre la misma: pánico total. Que una iguana y que nuestros otros animales de compañía se acostumbren a convivir o al menos, a aceptarse, depende de muchos factores, tales como el tipo de animal, la edad de ambos, cómo se pretende lograr esta introducción, etc... Muchos dueños optan por intentar que su iguana nunca tenga interacción con ninguno de sus otros animales, es otra de las posibilidades que no comporta nada malo, pero, que a la vez deja en el aire lo que hubiera podido ser y no fue...

Si se opta por acostumbrar a tu iguana a otros animales, procura llevarlo a cabo cuándo la iguana haya sido domesticada.


Acostumbrando a tu iguana a otros animales:

Acostumbrando iguanas jóvenes:
Las iguanas jóvenes, en estado salvaje, son presa de numerosos depredadores, es por ello que su comportamiento sea excesivamente nervioso y asustadizo hacia todos los animales. Por su pequeño tamaño y las pocas defensas que poseen frente animales de gran tamaño, este tipo de comportamiento está más que justificado. Por esta razón, las iguanas jóvenes deben estar seguras en sus terrarios, de manera que la persistencia de un perro o gato no pudiera abrir o romper alguna de sus puertas.

Lo primero que debes hacer es permitir que tu otra mascota observe a la iguana en el interior de su terrario. Esto puede ayudar a que uno y otro se lleguen a tolerar. No obstante, una iguana que se sienta observada por otro animal puede llegar a estresarse, por lo que sería una buena idea proporcionarle un lugar donde esconderse en caso de que se sienta insegura o acechada. A ser posible durante la noche, debemos procurar que nuestra mascota no moleste a la iguana, de ser así, la iguana podría temer por su seguridad durante toda la noche y tendría pues un mal sueño. Continuaremos con este método hasta que ambos se sientan confortables dentro de la habitación y por lo menos, hasta que la iguana sea algo más grande (25 cms SVL).

Nunca debemos introducir de lleno, cara a cara, a una iguana con nuestra otra mascota, esto le causaría mucho stress repentino y la haría desconfiar de nosotros (con lo que nos ha costado llegar a domesticarla). Y nunca permitas que sea curioseada (olfateada, lamida, etc..) por tu otra mascota si no estas totalmente seguro de ambos, los accidentes son imprevisibles.

Si estas intentando domesticarla, y vas por el paso de intentar cogerla y transportarla de un lugar a otro, intenta que nunca se cruce tu otra mascota en tu camino. Una iguana pequeña es difícil de sujetar, sus movimientos son rapidísimos y podría caer al suelo. ¿Os imagináis lo que supone un lagartito verde corriendo por el suelo para vuestro gato o perro? No quiero alarmar, pero la situación podría despertar el lado salvaje de vuestra otra mascota y la sesión de domesticación podría acabar en tragedia. Tened en cuenta que si bien vuestra iguana llega a tolerar a vuestra mascota desde dentro de su terrario (donde sabe que está segura), esto no significa que la tolere cuando se encuentre en un espacio abierto.

Los pasos que tomes a la hora de permitir que se conozcan y que exista contacto físico entre ellos, depende también en gran medida de las reacciones o lossentimientos que tu mascota tenga hacia tu iguana (miedo, agresividad, curiosidad...). Recuerda que en una iguana pequeña, tiene todas las de perder. Así que nunca la dejes a solas con tu otra mascota, nunca la obligues a acercarse a ella, permite que el contacto entre ellos surja de una forma natural, pero nunca sin estar atento a lo que pueda pasar. Piensa en lo precioso que debe ser que ambos se toleren y se reconozcan como un miembro más de la familia.

Acostumbrando iguanas más grandes (40cms SVL):

Una iguana adulta que nunca ha tenido contacto con otro animal, es más difícil de introducir que una iguana joven, aunque no imposible. En este caso, la iguana ya no tiene la desventaja de no poder defenderse, de hecho lo hará sin pensarlo con su fuerte cola, a la mínima que tu gato, pájaro o perro se acerque a ella. Además, las iguanas adultas pasan de ser asustadizas y tender a escapar, a ser agresivas y defenderse.

Empieza tal y como lo harías con una iguana pequeña, permite que observe a tu mascota y sea observada por ella desde el interior de su terrario, así hasta que se acostumbren el uno al otro (hasta que veas que la iguana no se estresa, ni se pone nerviosa al ser observada por tu mascota). Si tu iguana está acostumbrada a estar libre por casa, evita los contactos directos con tu otra mascota. La mejor forma de que se sienta segura es que mientras esté tu mascota cerca, ella esté en un sitio elevado y seguro, sonde pueda observar a tu mascota y decidir por ella misma que no es realmente tan peligrosa. Poco a poco sitúa a la iguana en lugares cada vez más próximos al suelo, donde el contacto físico pueda llevarse a cabo. Pero recuerda, siempre poco a poco, y siempre bajo vigilancia. Nunca les obligues a inspeccionarse, podrías salir incluso tú magullado.

Iguanas adultas y gatos:
Los gatos tienden a ser más cautelosos que los perros, sus movimientos suelen ser cuidadosos, silenciosos y lentos. Es por ello que puedes tener más libertad a la hora de que ambos interaccionen, ya que la iguana se asustará mucho menos cuando lo vea. Acércalos lo suficiente (sin obligarlos) como para que se vean y se aproximen el uno al otro. Asegúrate de que no se puedan hacer daño en caso de saltar desde donde están y de que haya rutas de escape y ninguno de los dos se pueda quedar acorralado. Cabe decir que normalmente un perro o un gato de carácter curioso o asustadizo, que ha recibido el coletazo de una iguana, suele respetarla para toda la vida... no obstante no es esto lo que deseamos en un principio. Normalmente, la curiosidad de iguana y gato, les hace averiguar todo lo que necesitan saber el uno del otro: qué son, cómo se defienden, a qué huelen, cómo se comportan, hasta dónde pueden llegar, etc... lo que les hará poco a poco establecer un vínculo basado en la confianza, pero con unas reglas establecidas. Poco a poco, y según cómo juzgues que marcha la situación, permíteles más tiempo de interacción o vuelve un paso atrás, tiempo al tiempo. Pase lo que pase, nunca olvides estar preparado para cualquier cosa.

Iguanas adultas y perros:
Ya que los perros suelen ser más activos que los gatos, por excitarse con mayor facilidad y estar siempre en continuo movimiento, los enfrentamientos cara a cara entre un perro y una iguana deben tomarse muy en serio. Una vez la iguana se haya acostumbrado a la presencia del perro, tanto desde dentro del terrario, como en una misma habitación (cuando la iguana está en un lugar seguro y elevado), poco a poco empieza a disminuir la distancia entre ellos, de manera que las posibilidades de interacción vayan en aumento. Eso sí, nunca olvides estar cerca cuando se investiguen el uno al otro, por lo que pueda ocurrir. 
Haciendo referencia al entrenamiento de Pavlovian, si el perro atacara a tu iguana y tú la cogieras y depositaras en un lugar seguro, esto podría servirte como refuerzo positivo para mejorar la confianza entre tú y ella (siempre y cuando hubieras conseguido la socialización de la iguana hacia tí).


Iguanas y otros animales:
Hay otros animales que pueden ser acostumbrados a la presencia de tu iguana. Debemos tener en cuenta que animales pequeños como pájaros o ratones podrían ser heridos (incluso devorados, a pesar de la naturaleza herbívora de las iguanas), por lo que cabe estar siempre atentos. La introducción sería más o menos la misma: introducción y acostumbramiento visual sin contacto físico obligado y así poco a poco, hasta llegar a la interacción cara a cara.

En conclusión, si queremos que en nuestra casa reine un ambiente de confianza y aceptación entre todos los animales y personas que la habitan, debemos procurar que todos se conozcan entre sí, y de este modo lograr una convivencia pacífica sin accidentes. No hay que olvidar que, como en otras ocasiones ya he comentado, personalidades hay muchas, y en ocasiones, si una iguana dice que NO, es que NO, y no hay nada que hacer. Muchas iguanas optan por huir una y otra vez, otras por enfrentarse, y otras cansadas de huir (o porque saben que el animal no les va a hacer daño) optan por cerrar los ojos y permitirle nuestra mascota que la huela y haga de ella lo que quiera...

"Parte de la información contenida en este apartado a sido extraída y traducida con permiso de la página web www.greenigsociety.org"