Domesticación y socialización de la iguana.

Algo que todos deberíamos hacer antes de adquirir una iguana, es preguntarnos qué buscamos en realidad con tenerla?. Buscamos únicamente un animal al que darle de comer, al que tener más o menos en unas condiciones ambientales óptimas y adecuadas al lugar que suele habitar, buscamos un animal con el que sentirnos a gusto y disfrutar, buscamos un animal para enseñarle a los demás, etc.... Sea cual sea nuestra situación, si queremos disfrutar con el hecho de mantener cautiva a una iguana, tendremos que socializarla o, al menos domesticarla.

SOCIALIZACIÓN VS. DOMESTICACIÓN:

Quizá sea está la cuestión más difícil de llevar a cabo a la hora de mantener cautiva a una iguana. La iguana verde es un animal salvaje, de conductas previsibles pero con instintos igualmente salvajes. Dicho de otra forma, una iguana conserva la misma conducta e instintos que le ayudan a sobrevivir en libertad. Si nuestra intención es mantenerla como un animal doméstico, un animal que estará en contacto con humanos, es nuestro deber lograr su domesticación para una mejor convivencia entre ambos.

¿Cuál es la diferencia entre doméstica y socializada?

Estos dos términos se utilizan para diferenciar los dos niveles que existen al hablar de adaptación al cautiverio. Una iguana doméstica es aquella que no experimenta tensión alguna cuando se ve observada por una persona humana o cuando existe contacto entre ambas. No golpea con la cola, no se levanta con las cuatro patas, no resopla, no muerde, etc... y además cuenta con un terrario adaptado a sus condiciones de vida. La domesticación se consigue mediante la interacción diaria de la iguana con su cuidador; cuando éste le cambia la comida diariamente, cuando le limpia el terrario y la acaricia, cuando se la saca al Sol, etc... Además, una iguana domesticada tolerará bien los viajes en coche, los demás animales de la casa, que le acaricien partes de su cuerpo tales como el cuello, la cabeza o la cola y comerá de la mano, o al menos de la mano de aquellas personas que le son más familiares.

Una iguana socializada es todo lo anteriormente dicho y mucho más. Una iguana socializada goza al estar con la gente, busca a su amo para que la acaricie, incluso se muestra interesada por otras personas de la casa o animales para subirles encima y pasearse a costa de ellos. No es extraño que una iguana socializada suba a su regazo a dormir una siesta o que le estornude en la oreja. Una iguana socializada no tienen miedo de explorar y de buscar sitios con una mejor vista o mejor soleados.

¿Cuánto tiempo cuesta domesticar y socializar una iguana?
Toda iguana es susceptible de ser socializada. El tiempo necesario en conseguirlo depende de la edad de la iguana y de sus vivencias anteriores con humanos y animales. La idea es acabar con el instinto que por naturaleza poseen de no fiarse de todo aquello que se mueve, o al menos, de evitar ese instinto hacia los humanos. Darles confianza y algún que otro refuerzo positivo es la clave (junto con una buena paciencia y constancia).
Con una iguana joven, de un año o menos, recién adquirida de la tienda, nos bastarían dos meses para aclimatarla (adaptarse al nuevo hábitat), unos 5 meses más para domesticarla y otros 5 meses para lograr su socialización, actuando correctamente.

Requisitos indispensables:
La aclimatación del lugar donde va a vivir la iguana es indispensable para que la iguana se sienta a gusto y libre de stress. No basta con que el terrario disponga de una temperatura, humedad, luz y ventilación adecuadas; el terrario debe de estar libre de situaciones que causen stress, y debemos de tener en cuenta que la iguana se acostumbra muy poco a poco a los cambios. Así que antes de empezar a domesticarla, asegúrate de se ha acostumbrado a su terrario y al entorno en general, y recuerda que por muy extraño que suene, cuánto más tiempo dure el proceso de domesticación, más rápidamente se llevará a cabo.

Pautas a seguir para lograr la domesticación de una iguana:
Las pautas a seguir que aquí te muestro, son únicamente recomendaciones, lo que no significa que haya otros métodos igual de efectivos. Cada iguana y cada cuidador, son diferentes, así que los resultados pueden variar. Sea cual sea el proceso elegido, es necesario que se entienda la finalidad de éste: lograr una convivencia entre la iguana y el ser humano a la misma altura, libre de stress y enfrentamientos. Debéis comprender también que se trata de un proceso muy lento y largo, y que ningún paso puede pasarse por alto.

1º Paso: Asegúrate de que el terrario es apropiado para tu iguana. Para ello visita todos los apartados referentes al terrario.

2º Paso: Dale tiempo a tu iguana para que se adapte (3-4 semanas). El terrario debe de situarse en un lugar de la casa donde la actividad sea mínima (lejos del barullo, de niños, de animales u otra distracción). Este lugar no tienen por qué ser el lugar definitivo del terrario. Durante este periodo de tiempo, el único contacto entre tú y la iguana debe ser únicamente el tiempo que tardas en cambiarle el agua y alimento fresco, y limpiarle el terrario (una vez por semana). Procura no realizar ningún movimiento brusco que pueda asustarla, muévete lentamente siempre que puedas, y no la molestes más de lo necesario (aprovecha cuando la iguana esté escondida para limpiarle el terrario por ejemplo). Ten presente que durante el proceso de adaptación, la iguana estará gran parte del tiempo escondida y comerá más bien poco, procura ponerle la comida lejos de donde se esconda, para obligarla a salir fuera y comer. Si de este modo la iguana no come NADA, puedes acercarle el alimento hacia la entrada del escondite, e ir alejándolo cada día unos centímetros hasta conseguir que se acostumbre a salir a comer y a defecar. Recuerda que esta conducta es normal y no debe preocuparte demasiado, lo principal es que la iguana no sea molestada, tener el mínimo contacto con ella y proporcionarle comida fresca, agua y limpieza. Si eres principiante en el cuidado de iguanas, empieza a leer esta web desde el principio.

3º Paso: Dale a tu iguana tiempo a adaptarse sin su escondite (2-3 semanas).Un escondite puede ser un buen lugar donde la iguana pueda permanecer y sentirse confortable. No obstante puede suponer un inconveniente a la hora de domesticarla si permanece en él más tiempo de lo debido. Por lo tanto debemos utilizarlo sólo como instrumento inicial a la hora de favorecer la aclimatación, luego procuraremos eliminarlo del terrario para continuar con el proceso de domesticación. Eliminar el escondite puede suponer mucho stress repentino en nuestra iguana, por lo que debemos saber cuándo hacerlo. Si nuestra iguana, tras las cuatro semanas de aclimatación, sigue sin apenas salir de su escondite (solo para comer y defecar) entonces deberemos esperar a que su miedo disminuya y permanezca más tiempo fuera de él. Si esto nunca ocurre (si tras 4 semanas desde que la compraste sigue igual) entonces y solo entonces opta por quitarle el escondite medio día (que duerma en el y a eso de las 15h. de la tarde se lo quitas) durante una semana. Solo en el caso de que tu iguana se mostrase muy estresada (sino comiera, si apenas se moviera, o si su librea fuera oscura, etc...) deberíamos volver a ponerle el escondite. La finalidad de este paso es hacerle creer a la iguana, que estar dentro del terrario es como estar dentro de su escondite. Debe sentirse confortable dentro de él tanto como dentro de la caja. Por ello, durante este paso debes actuar de la misma forma que en el segundo, sin molestarla, tocarla, etc... y proporcionándole comida fresca, agua y limpieza. Controlar que coma, defeque y esté activa, es algo que nunca debes olvidar.

4º Paso: Obsérvala y deja que te observe (1-2 semanas). A estas alturas, tu iguana ya se debe haber acostumbrado a su nuevo hábitat. Ahora debes acostumbrarla a tu presencia. Durante una o dos semanas debes permanecer el tiempo que te sea posible cerca del terrario, observándola (preferiblemente después de que haya comido), y dejando que ella te observe. De esta forma aprenderás mucho sobre tu iguana y ella aprenderá mucho sobre ti. Durante este tiempo, no realices movimientos repentinos y muévete lentamente. Un buen método es observarla primero desde lejos e ir acercándote poco a poco. La observas unos minutos y descansas 30min/1h y vuelta a empezar pero desde más cerca. Si durante este tiempo tu iguana se muestra nerviosa (se levanta sobre sus patas, golpea el cristal con la cola, huye, etc...), simplemente vete lentamente y vuelve a intentarlo más tarde. Algo que puedes hacer para aprovechar esos momentos es por ejemplo leer un libro, hacer los deberes, etc... lo importante es acostumbrarla a tu presencia.

5º Paso: Abre la puerta del terrario (1-2 semanas). Este paso es sólo un vínculo entre el 4 y el 6 paso. Hasta ahora, nuestra iguana nos había visto abrir la puerta del terrario para alimentarla, limpiarle el terrario, etc... Lo que pretendemos ahora es abrir la puerta por abrirla, sin ninguna razón aparente, simplemente como método con el que mejorar la confianza iguana-cuidador. Debemos de abrir la puerta y situarnos al lado del terrario, actuando del mismo modo que en el paso 4. Si nuestro terrario no posee puertas laterales, si no que más bien es un acuario (que no debería serlo...), intentaremos abrir lentamente la puerta superior sin que ninguna parte de nosotros permanezca durante mucho tiempo sobre nuestra iguana. Nuestra iguana es susceptible a todo aquello que se le aproxime por arriba, capta los cambios de luz mediante el ojo parietal. Se trata de un mecanismo de defensa frente a posibles depredadores que ha evolucionado hasta nuestros días (ver apartado de anatomía). Si nuestra iguana apenas se asusta durante las dos semanas que debe durar este paso, estamos listos para pasar al paso siguiente.

6º Paso: Manos dentro, manos fuera (1-2 semanas). El siguiente paso es uno de los más importantes, y debe realizarse lo más lentamente posible. Se trata de que tu iguana se acostumbre a ver tus manos dentro del terrario como algo normal, y no como una amenaza. Tu iguana debe de acostumbrarse a ver esas enormes manos dentro de su terrario. Ponte en su lugar y comprenderás porqué tanto terror. Debes de reprimir las ganas de tocarla, recuerda que antes debe de entender que no eres ningún enemigo. Tómate tu tiempo, empieza por una mano solamente, introduciéndola dentro del hábitat lo más alejada posible de la iguana. Deja a la iguana que la mire y observe, muévela pero muy lentamente, sin acercarla hacia ella. Al menor signo de tensión o stress, aleja la mano lentamente del terrario y repite de nuevo la acción minutos más tarde. Durante las dos semanas que debe durar este paso, deberás hacerte con la confianza de tu iguana. Poco a poco te acercarás más a ella (pero sin tocarla). Solo cuando te acerques a ella y no experimente ningún tipo de tensión, estarás preparado para pasar al paso siguiente.

7º Paso: Es hora de tocar tu iguana (2-3 semanas). Bien, todo marcha correctamente, tu iguana se ha acostumbrado a su nuevo hábitat, a verte cerca de ella y a que tus manos se introduzcan en su terrario. Es hora de que se sienta confortable cuando tú la tocas. No estoy hablando de cogerla, si no de tocarla únicamente. Este paso deberá durar al menos unas tres semanas, y recuerda que cuanto más tiempo te tomes en llevarlo a cabo, más fácil resultará el siguiente paso. Empieza por tocar, utilizando sólo un dedo, uno de sus costados o la zona inferior de su cuerpo, siempre lentamente. Recuerda que se asustan si les tocas desde arriba, así que evita el situar tu mano por encima de su cabeza, y evita también tocar su cola. No estés demasiado tiempo haciéndolo, acaríciala un poco y retírate lentamente. El roce continuo puede estresarla. El truco está en acariciarla y retirarte antes de que ella llegue a molestarse, con unos cuantos segundos está bien para empezar. Si permaneces acariciándola aún viendo que se está poniendo nerviosa, y llega a intentar escapar, golpearte con la cola o morderte, la iguana posiblemente recuerde la experiencia de tocarla, como algo negativo que hay que evitar, y eso es lo que no queremos que ocurra. De este modo, y al igual que en el paso anterior, incrementaremos el número de veces que la tocamos y la duración de las caricias, siempre en relación al tiempo que tarde en estresarse. Después de un par de semanas, si has actuado correctamente, tu iguana no debería mostrarse reacia a tus caricias. Si a pesar de realizar lo que aquí te digo, tu iguana se estresa siempre que la intentas tocar, intenta hacerlo después de que las luces del terrario se hayan apagado, cuando ella se disponga dormir. Las iguanas suelen mostrarse más permisivas durante esta parte del día ya que se encuentran más cansadas. Cuando su confianza hacia tus caricias sea la apropiada, prueba con acariciar su cabeza. Les gusta que les masajeen suavemente los párpados de los ojos, la zona de la papada y la zona de la nuca. Estos son los signos que indican que tu iguana se siente a gusto con tus caricias:

- La iguana cierra ambos ojos.
- La papada se relaja y extiende poco a poco.
- Extiende las extremidades (si el relax es máximo pliega sus extremidades anteriores hacia sus costados).
- Eleva el hocico hacia arriba.

Cuando tu iguana muestre al menos dos de estos signos (en más de una ocasión), entonces es hora de que pases al paso siguiente.

8º Paso: Coge a tu iguana dentro del hábitat (1-2 semanas). Si durante el paso anterior, tu iguana se ha sentido confortable mientras la acariciabas, no te será difícil llevar a cabo el siguiente paso sin apenas accidentes. Si todavía no te has leído el apartado sobre cómo cogerla, deberás saber que no se trata de "coger" a la iguana, si no de "sospesarla", no debe sentirse atrapada y menos aún apretujada. Además se le debe de coger desde abajo, nunca desde arriba como si se tratara de un depredador. Las iguanas jóvenes deben de cogerse con la palma de la mano, dejándolas subir a ésta. Una iguana adulta, de mayores dimensiones, debe de sujetarse con las dos manos, desde abajo, dejando que la cola pase por nuestra axila y apoyando su tórax entre nuestro dedo índice y pulgar (como si de una gran manguera se tratase). Nunca hay que cogerlas de la cola. Generalmente, una iguana acostumbrada al trato con humanos, a pesar de que siga sin gustarle que le toquen la cola, sí que permitirá que la cojamos (sin brusquedad y por poco tiempo), de la base de la cola, pero en la situación en la que nos encontramos nosotros (ganándonos la confianza de la iguana), no es nada recomendable hacerlo ya que podría recurrir a desprenderse de ella (la autonomía de la cola es habitual en la mayoría de lagartos), con las posibles secuelas para ella y su cuidador. Estamos llegando a una situación de confianza mutua en la que nuestra iguana sabe que el contacto con nosotros es confortable y ameno. Pues bien, si queremos cogerla, nos aproximaremos a ella y la acariciaremos, de manera que poco a poco introduciremos la palma o palmas de la mano, bajo su vientre tal y como se describe en el apartado dedicado a cogerlas. La levantaremos (sin sacarla del terrario ni moverla del sitio) y la seguiremos acariciando con el pulgar y yemas de los dedos. Si nuestra iguana no muestra signos de stress continuaremos durante unos segundos, si por lo contrario se muestra estresada (quiere escapar, mueve la punta de la cola, etc...), la dejaremos suavemente y nos alejaremos lentamente del terrario, para intentarlo de nuevo más tarde. Repetiremos esta acción varias veces al día.

9º Paso: Moviendo la iguana dentro del hábitat (1-2 semanas). Este paso es el más sencillo de todos si durante el paso 8 no has tenido ningún tipo de problema. Simplemente se trata de realizar los mismos pasos de antes pero esta vez moviendo la iguana desde una parte del terrario hasta otra, siempre lentamente. De esta forma la iguana se acostumbra a ser transportada (aunque dentro de su terrario) y progresivamente va perdiendo miedo a nuestras manos. Si la iguana es pequeña, puedes probar a pasártela de una mano a otra, de manera que se acostumbre a caminar entre tus manos sin tener que escapar de ellas. También es apropiado que durante este tiempo empieces a acostumbrarla a ser cogida más firmemente y a que se sienta cómoda cogida de esta forma. Cogiéndola con firmeza, evitaremos que esta caiga o salte por accidente cuando la tengamos fuera del terrario. Realiza estos "ejercicios" varias veces al día, controlando que no se estrese demasiado y siempre respetando sus pautas de alimentación y descanso.

10º Paso: Coge tu iguana y sácala fuera del terrario (2-4 semanas). Llegar hasta este paso te habrá costado de tres a cinco meses. Si estás leyendo esto sin siquiera haber empezado, quizá te parezca mucho tiempo, pero créeme, te llevaría mucho tiempo más domesticarla habiendo empezado directamente por cogerla. Pues bien, es hora de sacar a nuestra iguana fuera de su terrario. Debemos de ser especialmente cuidadosos mientras lo hacemos. Es mejor que leas antes el apartado coger transportar la iguana. Empieza por cogerla y lentamente sacarla del terrario, mantenla unos segundos fuera del terrario dejándola que observe lo que le rodea y luego déjala de nuevo dentro. Repite la operación pero cada vez aumentando el radio por donde te desplaces, siempre evitando movimientos bruscos, acariciándole los costados y evitando dirigirla hacia objetos en movimiento, de colores o luces que puedan asustarla. Repite esta operación durante una semana más o menos. Tras estar seguro de que a tu iguana no le estresa salir de su terrario en tus manos, puedes empezar a cogerla e ir más allá, hacia otras habitaciones de la casa donde creas que la iguana va a permanecer más tiempo cuando ésta esté socializada, por ejemplo en tu habitación, en el comedor, etc... Es una buena idea dejarla desplazarse por tus manos y cuerpo, o sentarte con ella en las manos y dejarla que curiosee alrededor. Al menor signo de estrés vuelve a dejarla en su terrario. No te asustes si tu iguana, que hasta el momento se había mostrado confortable con tus caricias e incluso cuando la cogías en su terrario, repentinamente se estresa y se altera de tal forma que llega incluso a dar coletazos o intentar morder. Si esto ocurriera, conserva la calma y devuélvela a su terrario. En ocasiones los motivos por los cuales una iguana puede asustarse no alcanzan a nuestro entendimiento y es mejor dejarlas estar y empezar de nuevo más tarde. En ocasiones, puede que repentinamente la iguana salte de nuestras manos y escape. Cuando esto ocurra, no la persigas, esto la estresaría mucho más y te convertiría en un enemigo que quiere atraparla. Simplemente no la pierdas de vista y obsérvala en la distancia, espera unos minutos a que se tranquilice e intenta cogerla lenta y suavemente acercándote desde abajo. Si intenta escapar de nuevo, vuelve a intentarlo más tarde. Atrápala únicamente si se encuentra en peligro, o si existe algo que pueda suponerle más estrés todavía (un perro cercano, si se acerca a un niño o a una puerta abierta, etc...). Al devolver una iguana bastante nerviosa a su terrario, es una buena no quedarte mirándola, si no dejarla sola y volver al cabo de unos minutos para acariciarla hasta que se calme. Tras unas cuatro semanas, cuando más o menos no suponga ningún problema el sacar a tu iguana de su terrario (y teniendo en cuenta que es normal que algunas veces se estrese sin motivo aparente), será hora de pasar al siguiente paso.

Paso 11: Deja que tu iguana explore cerca de ti (1-2 semanas). Llegado a este punto, estás listo para quizá lo más placentero a la hora de tener una iguana, dejarla que explore, que esté suelta por la casa, sin ningún temor ni preocupación porque ella confía en ti y tú en ella. Empieza por cogerla y sentarte en un sitio cómodo, acaríciala y tranquilízala si lo requiere y a continuación deja que vague a sus anchas bajo tu supervisión. Seguramente empiece a lamerlo todo, ya que todo es desconocido para ella, y no se aleje mucho de ti. Caminará con inseguridad, y en un principio preferirá encontrar un sitio elevado donde supervisar el territorio y controlar la situación. Si ves que intenta esconderse, es porque está estresado o asustada. Espera a que se tranquilice y cógela para tranquilizarla, acaríciala y da una vuelta por la habitación para que ella observe que no hay nada que temer, si aún así se muestra estresada ya sabes como actuar. Pues bien, llegado a este punto, puedes estar ya tranquilo, tu iguana confía en ti, y a pasado a ser de una desconfiada extraña a una amiga confiada. Es hora de aprender lo que aquí no puedo enseñarte: a conocer tu iguana, porque cada una es diferente y tiene su personalidad. Siéntate a ver la TV, a leer o hacer los deberes mientras la observas y aprendes lo curiosa, inteligente y hermosa que puede llegar a ser. Si quieres saber más sobre este tema o permitirle más libertad a tu iguana, visita el apartado Free Roaming, libre por casa.

"Parte de la información contenida en este apartado a sido extraída y traducida con permiso de la página web www.greenigsociety.org"

Otras técnicas de domesticación complementarias:
¿Quién es el jefe?
Esta técnica debe de ser usada en casos extremos, cuando la iguana, a pesar de haber realizado los pasos anteriores, se muestra reacia a ser cogida por su amo. Esta técnica sólo es adecuada en iguanas adultas y no debería usarse en iguanas jóvenes por riesgo de lesión y stress temporal. La técnica es simple, consiste en demostrarle a la iguana que somos el jefe, quien manda y quien tiene el control, a pesar de lo que ella pueda hacernos. Así es, si al tenerla en las manos, y tras tranquilizarla, intenta escapar por más que lo hayamos intentado una y otra vez, procederemos a sujetarla y a quedarnos quietos, aguantaremos sus movimientos por intentar escapar y le demostraremos que sólo cuando se tranquilice dejaremos de sujetarla. Esta técnica suele dar buenos resultados, aunque por el stress que causa, no debe usarse continuadamente. Por ser una técnica donde se obliga y se utiliza la fuerza como método de aprendizaje, ha sido discutida y defendida a partes iguales. Yo recomiendo que se use como último recurso y siempre sin abusar de la fuerza.


El entrenamiento de Pavlovian:
Cuando te haces con una iguana y la llevas a tu casa, ésta reacciona como la mayoría de animales pequeños frente a un depredador: golpeando con la cola, soplando amenazadoramente, abriéndote la boca y escondiéndose o procurando estar lo más alejada de ti. Y es comprensible, como animales pequeños, consideran a todos los demás como depredadores (de hecho la mayor mortalidad de iguanas salvajes se registra durante su primer año). Cuando intentamos cogerla, intenta por todos los medios que no se consiga, arañando, rodando como un cocodrilo, golpeándonos, etc... Y si lo consigue mediante estos métodos, no hay duda de que la próxima vez lo intentará con más ganas, ya que al permitirle que se escape, estaremos reforzando su conducta. Y es aquí a donde quería llegar con todo esto. El comportamiento animal es modificable mediante refuerzos positivos o negativos. Un refuerzo positivo tiene mucho más efecto que un refuerzo negativo, aunque ambos no dejan de ser refuerzos y por lo tanto refuerzan la posibilidad de que un comportamiento se vuelva a llevar a cabo. Como refuerzos de conducta podemos utilizar caricias, comida que le guste mucho, permitirle escapar, situarla en lugares soleados o elevados, etc... pero siempre a cambio de que la iguana se comporte como nosotros queremos. En esto se basa el entrenamiento de Pavlovian. Con el tiempo lograremos modificar el comportamiento y lograr la domesticación sin necesidad de utilizar refuerzos. Yo aconsejo esta forma de modificación de la conducta como un método no de domesticación desde el primer momento, si no como un método de socialización, después de conseguir la domesticación de la iguana. También recomiento utilizar únicamente refuezos positivos.


Alimentándola de la mano:
Un método eficaz y simple que puede ayudarnos a reforzar la confianza existente entre la iguana y nosotros es alimentándola de la mano. Podemos utilizar en un primer momento, aquel alimento que sabemos que le es irresistible. Para darle de comer, si se trata de alguna hoja, podemos cogerla con los dedos directamente, pero si se trata de algún trocito pequeño, es mejor que se lo demos con la palma de la mano para que lo coja con la lengua, ya que nos puede morder sin querer. El momento apropiado para hacerlo la primera vez es antes de que haya comido, una vez se acostumbre, ya podemos dárselo cuando queramos, eso sí, sin abusar, sólo como aperitivo. Este método lo podemos utilizar junto al entrenamiento de Pavlovian como refuerzo positivo.

Y estos es todo en cuanto a la socialización de la iguana. Queda mucho por decir y averiguar pero vosotros podéis aprenderlo de vuestra iguana sin necesidad de que yo os lo diga. Por último decir que ninguna iguana viene domesticada, aunque haya tenido un amo anterior. Una iguana mansa y manejable desde el primer momento, es una iguana enferma, débil o altamente estresada.